Pie diabético

En esta oportunidad les compartimos el caso de un paciente quien cursa con Diabetes Mellitus tipo 2, la cual no fue controlada adecuadamente; esta enfermedad en sí es silente, lo que significa es que muchas veces no da señales de su existencia hasta el momento que llegan las complicaciones.

Una de las complicaciones habituales de esta enfermedad es lo que se conoce como pie diabetico, lo que significa que el paciente puede presentar una herida y no darse cuenta de la misma, y esta herida en el pie puede sufrir un proceso infeccioso sobreagregado, tal y como podemos ver en nuestro paciente, el cual comenzo como una pequeña lesión entre los dedos.

Como parte de este problema del pie diabético, sobreviene que es un pie donde la llegada de sangre se ve comprometida, siendo el flujo de este elemento de vida muy escaso hacia los dedos, mismo que se manifiesta por muerte de los dedos del pie.

A medida que la falta de sangre en el pie se hace más evidente y debido a la infección acompañante la lesión se hace cada vez más grande en extensión y profundidad, es por ello que es necesario una adecuada valoración de la condición de los tejidos, además de realizar estudios para evidenciar el flujo de sangre en las extremidades.

Nuestro paciente al verse en esta etapa tan avanzada, acudio a un centro de atención médica donde le realizaron varios procedimientos, entre ellos una revascularización de la extremidad, y por otro lado le realizaron una amputación de los dedos desvitalizados.

En el momento de la llegada del paciente a nuestro consultorio ya tenia 2 dedos amputados, parte de hueso expuesto al medio ambiente y presencia de tejido desvitalizado y con infección. Como primera medida y antes de iniciar con cualquier medicación se debe identificar el germen que ocasiona la infección, es así que se realizó toma de muestra (biopsia), aseo quirúrgico exhaustivo y recubrimiento óseo.

Una vez identificado el germen productor de la infección, se realiza el manejo conjunto con infectología quien se encarga de dosificar la medicación, mientras que por otro lado realizamos las curaciones necesarias utilizando equipos de ayuda para el control de la infección como es el sistema VAC.

El control del proceso infeccioso requirió un trabajo conjunto entre la parte clínica y quirúrgica, lograr recubrir la herida como tal tomo varias semanas de trabajo arduo y apoyo por parte del paciente cumpliendo su medicación y acudiendo a las curaciones, así como el apoyo de la familia con el paciente, para no permitir desmotivación y brindarle la fuerza necesaria.

El resultado final fue gratificante, ya que se evito llegar a una amputación donde con seguridad el pie se podría haber perdido hasta por debajo la rodilla. Muchas gracias al paciente y a la familia por la confianza depositada en nuestro equipo de trabajo.

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